martes, 30 de abril de 2013

Nicolás

Casi un año sin escribir (qué desastre) en todo éste tiempo han pasado cosas maravillosas en mi vida, sobre todo una: he sido Mamá!!! tengo un hijo maravilloso que ya tiene siete estupendos meses.
Siempre he querido ser madre, lo único que temía era el momento parto, sería yo capaz de aguantar tanto dolor...



En las clases de preparación al parto ( muy útiles y para mí imprescindibles) yo pregunté y pregunté como era el dolor, con qué se podía comparar, pero claro, la matrona no me lo podía explicar, cada parto es diferente, lo que si nos decía era que en primíparas solía durar como mínimo unas diez horas ¡¡¡Diez horas!!! ¿¿¿Estamos locos???


Y llegó el día, el gran momento, yo ya sólo quería ver a mi bebé tenerlo en brazos, el dolor me preocupaba, pero menos. La verdad es que tuve suerte, el parto fue estupendo, que digo suerte muuuuuuuucha suerte. Desde que me dio el primer dolorcillo hasta que parí a mi lechoncito sólo pasaron unas cinco horas. Nicolás salió enseguida, era muy chiquitín y con cinco empujoncitos llegó a éste mundo.
Jamás antes había sentido tanta felicidad, tanto amor, no sé... es un sentimiento al que habría que poner nombre, aún no lo tiene.

Bigotitos de leche

Volvería a repetir la experiencia una y mil veces, si ya lo sé, casi no pasé dolores tuve un parto buenísimo, pero aunque hubiese tenido los peores dolores del mundo la recompensa bien merece la pena. Y lo digo porque tengo una amiga que realmente lo paso mal, muy mal y aún así dice que repetiría.
Nicolás, dos kilos quinientos sesenta gramos y cuarenta y ocho centímetros, muy chiquitín, el pobre se había pasado casi un mes sin crecer (CIR). Mi matrona ya me había avisado de que no notaba que mi tripa creciera mucho y cuando me tocaba notaba que el bebé tampoco lo hacía, me mandó a urgencias donde me hicieron unas pruebas, y ahí me dijeron que sí, que el bebé era pequeño y esbelto pero que mejor para mí que lo pariría mejor.
Muchas veces pienso y realmente creo que si mi niño no hubiese nacido ese día... bueno mejor ni lo escribo... Lo tuvieron que ingresar por hipoglucemia, aunque nuevamente tuvimos mucha suerte y sólo estuvo un día.
La lactancia ay!!! la lactancia que dolorosa al principio...  Me hizo falta una gran dosis de amor, paciencia, tesón y crema mucha crema (yo usé Purelan aunque luego cambié a grietalgen que va todavía mejor) para lograr que fuera una de las sensaciones más maravillosas de mi vida. Todo esfuerzo tiene su recompensa.


Nunca había visto a alguien comer y poner esa cara de placer, Nicolás pone los ojos en blanco, se tira del pelo, de las orejas, le encanta y a mi me encanta amamantarle. Llevo dos meses intentando darle fruta, cereales, papillitas ricas de verduras, potitos comerciales... pero nada que el señorito sólo quiere pechito, ya voy consiguiendo que coma un poquito más, lo he probado todo, todo menos dejarle sin su pecho para que tenga hambre y así coma comida. Lo siento pero no puedo con la idea de que mi niño pase hambre, ya lo hizo en mi tripita y no puedo ni quiero intentar eso, le costará un poco más, pero al final sé que comerá de todo. Además ahora ya está muy grande y gordito, menudas lorzas tiene en las piernas y en los brazos, está para comérselo jijiji
Bueno y ya voy a dejar de escribir que me estoy enrollando... espero que os haya gustado leer mi experiencia sobre la maternidad y la lactancia, gracias, besos mil y hasta el próximo post.